La mayoría de los aficionados al running no suelen parar en verano y muchos cambian su lugar habitual (asfalto o campo) por la arena de la playa. Pero ponerse las zapatillas y salir a correr tiene sus riesgos, por lo que es mejor conocer la disciplina de cerca y dejarse asesorar por profesionales.
Correr es una de las opciones deportivas más asequibles y fáciles de practicar, pero hay que tener en cuenta algunos aspectos para evitar lesiones. Desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) advierten que aunque estar descalzo en la arena de la playa es un placer, es desaconsejable tanto para correr como para caminar largas distancias.
Beneficios
- Mejora los sistemas cardiovascular y respiratorio
- Ayuda al control de peso
- Fortalece el sistema locomotor, tanto huesos como músculos
- Aumenta la autoestima
- Favorece la eliminación de la ansiedad y del estrés
- Tonifica a nivel general
- Sensación de bienestar gracias a la descarga de endorfinas
A pesar de todos estos beneficios, se trata de un deporte de impacto que puede causar lesiones en las articulaciones de la cadera, rodillas o tobillos y también es poco recomendable en personas con enfermedades cardiorrespiratorias graves.
En los casos de obesidad resulta imprescindible el asesoramiento profesional, ya que el sobrepeso aumenta el impacto de esta actividad sobre el sistema locomotor.

Consejos del CPFCM para evitar posibles lesiones en la playas
- Calentar: es necesario siempre que se va a practicar deporte y todavía más para quienes no tengan la rutina de correr.
- Adaptación progresiva: hay que adaptar de forma paulatina el pie y el tobillo a la arena y a sus distintas cualidades, frente a soportes como una pista, el asfalto o los caminos rurales. Además, no hay que intentar correr varios kilómetros el primer día si el resto del año se mantiene un ritmo de vida sedentario. Si es así, mejor empezar caminando deprisa.
- Buscar un suelo compacto: la arena de la playa no está tan compactada como otras superficies. Ese bajo nivel de compactación de la arena aumenta el impacto de la carrera sobre el sistema musculoesquelético en comparación con otras superficies, como un camino de tierra, por ejemplo. En este sentido, es más recomendable correr por la orilla cuando ha bajado la marea; la arena está mojada y más dura en esa zona.
- Evaluar el desnivel: las playas tienen desnivel, lo que obliga a una de las piernas a hacer un sobreesfuerzo para compensar la inclinación. Hay que evitar playas con mucha pendiente.
- Cuida dónde pisas: también es importante tener en cuenta que en todas las playas, por fina que sea la arena, suele haber conchas, piedras o restos de madera que pueden dañar el pie. Por eso no se debe correr (ni pasear) descalzo, que favorece que los runners puedan sufrir cortes o heridas. Menos aún, correr descalzo en una playa de piedras.
- Elegir bien el calzado: es recomendable correr con unas zapatillas deportivas y no hacerlo ni descalzo ni con chanclas. Ni siquiera para un largo paseo.
Los expertos recuerdan que el pie y los tobillos son los que mayor riesgo de lesión tienen si no se cuida la forma en que se corre en la playa.
Una de las lesiones más frecuentes es sobrecargar el tendón de Aquiles, lo que aumenta la probabilidad de sufrir fascitis plantar, una inflamación del tejido fibroso que une el hueso del talón con los dedos de los pies (la fascia plantar).
También pueden aparecer como consecuencia de correr descalzo por un terreno irregular como la playa problemas lumbares, esguinces, periostitis tibial (dolor en la parte interna de la tibia) o fracturas por sobrecarga.
Fuente: abc.es
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